Intentar clasificar este disco se me hace bastante difícil. Tiene mucha fuerza, aunque no por la contundencia de la música o la agresividad de la voz, que están sin duda, sino por la solidez de la propuesta y la calidad con que se mezclan el rock, el metal y las raíces. El resultado no es demasiado convencional, pero una vez aceptada la música que hacen, se puede disfrutar de las canciones.
La combinación de samplers, guitarras acústicas, españolas y eléctricas, voces desgarradas o susurros melódicos, percusiones y ritmos cambiantes y elementos más folclóricos le da a las canciones un matiz muy atrayente, pero complicado de aceptar en un inicio. Las letras son personales y enigmáticas, pero la voz se ha quedado algo atrás en la grabación y hay muchas frases que no se entienden con suficiente claridad, en cambio, todos los instrumentos suenan a un nivel muy acertado y se acompañan perfectamente unos a otros.
El álbum tiene algún altibajo, no en la calidad de los temas o en la intensidad del ambiente, sino en la continuidad. Como algún cambio de ritmo demasiado brusco o alguna parte instrumental demasiado larga, que rompen el fluir del disco. Canciones como "Perder el norte" o "Historia de cuatro paredes" son un claro ejemplo de la fusión que abandera el grupo, mientras que "Kamalah" o "Born to be down" son muestras de la potencia en contraste con "Brillo de Orión" o "Redimelancolía".
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