Si algún grupo ha tenido alguna vez un sonido propio, que nadie ha conseguido igualar, esos son los Smashing Pumpkins. Ya desde su primer disco crearon un manera de hacer música que se alejaba de sus contemporáneos, aunque siempre se mantuvieron un poco a la sombra de los demás. Este disco, el que significó el retorno del grupo tras seis años de silencio, sigue sonando igual que en los noventa.
Para mucha gente ese regusto a la década pasada no sólo no es malo, sino que recuperar esa voz aguda, acompañada de la batería incesante de Jimmy Chamberlain y las guitarras sólidas del propio Billy Corgan, son una alegría y un descanso entre tanta igualdad musical. El resto de los componentes cumplen su papel para completar un disco potente y oscuro, pero con toques de una alegre melancolía. Siempre pensé que si Tim Burton diseñara un grupo, le saldrían los Smashing Pumpkins.
En cuanto a las canciones por separado, tiene auténticos himnos para la generación X, como “Starz”, “Tarantula” o “Doomsday Clock”, melódicas, guitarreras, pegadizas y oscuras de esa manera que sólo Corgan y los suyos saben hacer. Otras como “Bleeding The Orchid”, “Bring The Light” o “For God And Country” son algo más relajadas, más próximas al estilo de los dos últimos discos del grupo antes del retorno.
Quien estuviera a gusto, musicalmente hablando, en los años noventa no debería dejar pasar un disco como este. Es el recuerdo más actual de lo que fue aquella época para el rock alternativo y, en mi humilde opinión, uno de los más dignos regresos de las grandes bandas retiradas o separadas.
Enlaces:
- Smashing Pumpkins
- myspace/smashingpumpkins
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